Me habían embrujado
no podía dejar de
mirar la flor de la zanahoria:
la flor en la flor de
la flor.
Pero no, no era así
como lo digo
no era un sentimiento
espiralado fractálico místico
más bien una sorpresa
aniñada
porque ahí abajo
crecía esa hortaliza tan rica...
y ahí arriba esa flor
tan bella...
y ahí arriba yo que
recién me enteraba de
esto.
Mi amiga, quien la plantó, me lo había dicho:
Mi amiga, quien la plantó, me lo había dicho:
y que la flor de la
cebolla que la de la papa que la del cerezo.
El morfi y las flores en equipo, decía.
El morfi y las flores en equipo, decía.
Le comenté que muchos
poetas mencionan al cerezo.
Estalló como un globo:
se fue inflando a
carcajadas
y luego paf, cayó al
pasto.
Los poetas y la flor
del cerezo
los po-e-tas y la flor del cerezo
los poetas y LA flor del cerezo
los po-e-tas y la flor del cerezo
los poetas y LA flor del cerezo
repetía, burlona.
Tardé en entender su
alegría:
al decir -eso- de los
poetas
mi cara seguramente tomó forma de maestro ciruela
o más bien de banana.
mi cara seguramente tomó forma de maestro ciruela
o más bien de banana.
Aguante la flor de la
zanahoria
ella
Aguante el jacarandá
yo
Aguante mi albahaca
ella
Aguanten esas flores rosas en la 9 de julio
yo
Aguanten mis morrones, aguante mi huerta loco
estás acá ¿qué jacarandá? ¿qué 9 de julio?
¿qué cerezo?, estás acá
aguante la flor de la zanahoria, mirala mirame mirala mirate ¡mirá!
Aguante mi albahaca
ella
Aguanten esas flores rosas en la 9 de julio
yo
Aguanten mis morrones, aguante mi huerta loco
estás acá ¿qué jacarandá? ¿qué 9 de julio?
¿qué cerezo?, estás acá
aguante la flor de la zanahoria, mirala mirame mirala mirate ¡mirá!
y reía, como bruja
reía.